Lo divino en mí

Mi DivinidadEl siguiente texto está inspirado en las palabras del Profesor Eduardo Buenaventura, que hace años tenía un programa de radio del que yo era ferviente oyente:

Dicen los milenarios Vedas que Dios es la suprema fuerza viviente entre todas las fuerzas vivientes y nos suministra todo lo que necesitamos. Es en virtud a que el alma es parte integral de Dios que tiene cualidades divinas. Sabemos – todas las religiones y filosofías coinciden- que Dios es la voluntad suprema, el poder supremo, el supremo independiente y nosotros, siendo partes integrales de Eso, tenemos entonces todas esas cualidades en una cierta cantidad. De tal manera, sus hijos somos uno con Dios, por ser parte integral de Eso. Y está escrito en nosotros ese regreso a casa, la vuelta al hogar.

Somos criaturas del Universo, y debemos estar conscientes de que nuestra existencia no está ligada a estas vivencias que nosotros conocemos como humanas, sino que somos divinos y cuando realicemos esto en nuestro fuero interno nacerá un sentimiento natural de amor y compasión por la humanidad; entonces, así cuando llegue ese momento yo podré sembrar amor. Cuando llegue ese momento, yo puedo ser una mensajera del amor.

Por eso mismo, donde haya injuria, a ejemplo de ese gran místico Francisco de Asís, yo ponga perdón porque yo sé que entre tú y yo no hay diferenciación. No hay ninguna disparidad entre un ser humano y otro. Todo lo que yo estoy viviendo es producto de mis acciones, sepamos tú y yo que no hay un Dios castigador, que no hay alguien que nos esté haciendo daño, sino es el fruto de nuestras propias acciones, en el transcurso de la línea de Vida.

La acción del Karma, que es una poderosa Ley Universal, que el hombre alguna vez olvidó: lo que yo siembro, cosecho. Si yo le grito al mundo odios y venganza, pues el mundo me gritará a mí también de odios y venganza, por tal razón perdono, porque me doy cuenta que yo he causado la vida misma y la vivo, en otras palabras, Yo Soy la artífice de todo mi mundo, mis relaciones y mi entorno.

Emulemos a San Francisco, donde haya duda yo ponga fe. Donde haya esa dualidad entre una y otra cosa, yo tengo la firme convicción de que este es un mundo y un universo hecho con amor infinito, que el Creador es omnisciente, omnipresente y que esa sabiduría infinita permitió que haya errores y lo que yo veo como errores son solamente producto de una actual inconsciencia y que cuando tengo fe, la tengo en ese infinito poder, en ese infinito amor. Yo tengo fe en esa infinita sabiduría que rige mi vida en cada momento, en cada instante y me aferro a ella aunque a veces sufra o me duela, que está mejor expresado ya que quien sufre es mi propia ignorancia, por no reconocer, por haber olvidado cual es mi verdadera naturaleza y quién me ha creado o quién Soy Yo.

Donde haya tristeza, pues yo ponga la alegría. La alegría infinita sólo puede nacer cuando yo reconozco, cuando me doy cuenta de lo ilusorio de todo esto (Maya, como lo llamaban los antiguos); cuando me doy cuenta que hay un infinito sentimiento en mi corazón que es incomparable a nada de lo que me rodea. Nada de lo que está a mi alrededor puede equipararse cuando me doy cuenta que ese Ser que hay en mí es ese Cristo, es esa Luz, ese Buddha, ese Ser Interno que con su infinita indulgencia, poder y sabiduría me guía en el mundo. Y no hay en el mundo ninguna divinidad que se parezca a esa claridad que nace cuando procuro sintonizar con esa luz cuando a través de la meditación, de la oración nace ese sentimiento de una infinita alegría que se desborda por cada poro de mi ser.

Seamos conscientes y felices, aquí y ahora.

Publicado por

Lu Delgado Morales

Mi nombre es Lú Delgado. Camino entre la razón y el corazón, buscando equilibrio. Interesada en la búsqueda del Ser y en pasarla bien en este mundo.

Comentarios

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.